El momento quizás no sea el más favorable para celebraciones, pero si para hacer un paréntesis en nuestras preocupaciones cotidianas y reflexionar sobre los sucesos que no permiten nuestra paz física como espiritual. Los padres son los que mayormente se encargan del sustento de la familia y por ello, la necesidad de contar con un trabajo bien reenumerado es imprescindible. Hermanos Andahuasinos, es necesario que recordemos este rol y luchemos para que ningún padre de familia, se quede sin poder alimentar a sus hijos.
Velar para que esto suceda queda en nuestras manos. Cada uno de nosotros tenemos que ponernos en la situación del otro y solo así comprenderemos, la gran importancia que tiene la empresa y por que no podemos permitir que desaparezca.
Ser padre debe hacernos más maduros, más centrados y sobre todo más flexibles en nuestra forma de actuar.
Los valores que practiquemos ahora serán la herencia de nuestros hijos. Por eso el odio, la violencia, la venganza y otros anti valores deben ser desechados de nuestras vidas y reemplazados por la práctica de valores, como el amor a Dios, la paz, el perdón, la solidaridad, etc. Las mismas que debemos inculcar a nuestros hijos y debemos hacerlo con el ejemplo.
Hermanos andahuasinos, les deseamos que pasen un día muy feliz al lado de sus seres queridos, recibiendo el cariño y el reconocimiento de los que les rodean por todo el sacrificio que has hecho como padre.
“A los papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan todos los días para los suyos.”
¡¡¡FELIZ DIA DEL PADRE, HERMANO TRABAJADOR DE LA EMPRESA AGRARIA AZUCARERA DE ANDAHUASI!!!
Velar para que esto suceda queda en nuestras manos. Cada uno de nosotros tenemos que ponernos en la situación del otro y solo así comprenderemos, la gran importancia que tiene la empresa y por que no podemos permitir que desaparezca.
Ser padre debe hacernos más maduros, más centrados y sobre todo más flexibles en nuestra forma de actuar.
Los valores que practiquemos ahora serán la herencia de nuestros hijos. Por eso el odio, la violencia, la venganza y otros anti valores deben ser desechados de nuestras vidas y reemplazados por la práctica de valores, como el amor a Dios, la paz, el perdón, la solidaridad, etc. Las mismas que debemos inculcar a nuestros hijos y debemos hacerlo con el ejemplo.
Hermanos andahuasinos, les deseamos que pasen un día muy feliz al lado de sus seres queridos, recibiendo el cariño y el reconocimiento de los que les rodean por todo el sacrificio que has hecho como padre.
“A los papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan todos los días para los suyos.”
¡¡¡FELIZ DIA DEL PADRE, HERMANO TRABAJADOR DE LA EMPRESA AGRARIA AZUCARERA DE ANDAHUASI!!!
Papá olvida
ResponderEliminarEra una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar; te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso, te levante de los cabellos y te empujé violentamente para que fueses a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del coche llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo sólo te advertí que no hicieras travesuras.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puesto unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte, te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido. Mas tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque tú no parabas de jugar. Dije que no soportaba más ese escándalo y subí a mi estudio.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.
¿ Cómo podía un padre, depues de hacer su teatro de indignación, mostrarse tan sumiso y arrepentido? Luego escuché unos golpecitos en la puerta.
" Adelante" - dije, adivinando que eras tú.
Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la
habitación.
Me volví con seriedad hacia ti.
"Ya te vas a dormir? Vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente, con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suave en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" - me dijiste.
Me quedé helado en mi silla.
¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueses igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías una calidad humana de la que yo carecía; eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor...¿Porqué me costaba a mí tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar
siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba ocurriendo? Yo
también fui niño.
¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí la luz con sigilo. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé...
Me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener la congoja y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Es tan difícil aprende a dominarse, a comprender la pureza de nuestros hijos.
Somos los adultos quienes los hacemos temerosos, rencorosos, violentos...
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me da otra oportunidad y te permite vivir, algún día. cuando leas esta carta. sabrás que a veces nuestros padres no son perfectos. Pero sobre todo, ojalá que siempre te des cuenta que, pese a todos sus errores, ellos te
aman más que a su propia vida.